Pentecostés es la fiesta de gratitud por la presencia del Espíritu Santo en medio de los hijos e hijas de Dios. El regalo sublime, la herencia de Cristo. Su otro yo que nos lo enseña y recuerda, y que quiere reconfigurar nuestra mente para que sea la de Él.
Pero, una advertencia: ser espiritual no se trata de despreciar lo humano, sino de transformarlo, perfeccionarlo, santificarlo; de borrar el viejo yo y dibujarlo nuevamente; de re-llenarnos de la humanidad a imagen y semejanza de Dios, perdida en el mal, pero que siempre ha querido que reflejemos. No se trata de despreciar lo humano: Cristo mismo fue hombre, y en Él está la clave: nuestra transformación apunta hacia Él, en quien la violencia, el juicio, el egoísmo, la envidia, etc., se vuelven amor, misericordia y perdón; poner la otra mejilla, no responder mal por mal, bendición en vez de maldición, e inclusión y acompañamiento incondicional. En resumen, donde reina la muerte y todo lo que implica, Cristo hace brotar la vida.
Pueden escuchar la prédica en nuestro canal de Youtube Iglesia Luterana El Redentor