Jesús va a Samaria, tierra hostil. Fatigado por el trayecto, y sediento, se sienta al lado de un pozo. De pronto, llega una mujer del lugar a sacar agua, y Jesús le pide que le dé de beber. Mientras esto ocurre, inician una conversación que pasará a la historia (Juan 4:5ss).
Un hecho raro para la gente de aquel tiempo, talvez poco grato para los cercanos de ambos protagonistas, y por qué no decirlo, al borde de lo escandaloso. ¿Por qué? Porque judíos y samaritanos “no se trataban”.
Sobre este relato meditaremos hoy, a partir de las 21:00 hrs., a través de nuestro canal de Youtube, o en el siguiente enlace: