Prédica de despedida

Prédica de despedida

Este domingo hubiéramos celebrado el culto de despedida de nuestro Pastor Siegfried Sander. Pero ahora tenemos que guardarnos todos en casa. 
Aún así quiere compartir con todos en la distancia a través de su prédica de despedida:

PALABRAS DE DESPEDIDA
 
Este Domingo 29 de Marzo, día en cual cumplo 65 años de vida en este mundo, estaba planificado el culto de mi despedida después de 9 años ministerio pastoral en la comunidad de El Redentor en Santiago y 40 años en Chile.
Por la pandemia del coronavirus se tuvo que suspender no solamente este culto, sino también todas las reuniones, encuentros y conversaciones personales directas. Así mi despedida se realiza en forma muy indirecta y por eso escribo estas líneas.
En este momento estoy retirado en mi casita en Las Cascadas, entre medio de muchas cajas y desorden, tratando de instalarme y reordenarme para esta nueva etapa de mi vida: la jubilación!
Confieso que tengo menos miedo de morir a causa de este virus (ya que soy un candidato predilecto por la hipersensibilidad de mis bronquios!) que miedo de tener que vivir con una renta aún más miserable por la crisis financiera causada por esta histeria global que afecta a los fondos de las AFPs.
 
¿Qué decir o escribir al despedirse?
Quiero saludarlos con una frase del texto para la predica de este Domingo:
“No tenemos aquí una ciudad permanente,
sino que vamos en busca de la ciudad que está por venir”
 (Hebreos 13, 14)
 
Cuanto me gustaría hacer una extensa revisión de estos 40 años en Chile y de mi búsqueda de esta ciudad por venir.  Pero no hay ni tiempo ni espacio suficiente para eso. Espero que todavía se den otras oportunidades más adelante (y que esta despedida no sea una definitiva…)
Solamente un breve resumen de las ciudades ( quiere decir: lugares, comunidades, hogares y campamentos, no permanentes) de mi peregrinaje por Chile. Decidí  escribir a ningún nombre de las tantas personas que estaban o están en el mismo camino, para no ser injusto con otros…)
1980 llegué con 25 años a La Unión (con “sucursales” en Rio Bueno y Paillaco y reemplazos en Valdivia). Un año de traumáticos comienzos, yo demasiado joven, ingenuo e ignorante, sin haber sido preparado para el ministerio pastoral luterano, para una iglesia que se había dividido hace poco, para la situación socio- política chilena bajo dictadura militar, el choque cultural, la realidad bilingüe de la “colonia” chileno-alemana etc. Me tiraron al agua no más…
Luego 10 largos e intensos años en Osorno (con 3 cultos dominicales, 2 en la mañana en Osorno (alemán y castellano) y en la tarde atendiendo las comunidades antes mencionadas y Chamiza). Con clases de religión en todos los cursos de la enseñanza básica y media en el Colegio Alemán y todavía numerosos cursos de preparación para las confirmaciones en alemán y castellano. Se creó el espacio para un segundo pastor.
Lo más importante de estos primeros años ha sido para mí la participación en los campamentos juveniles y la instalación del campamentos en Puerto Fonck, donde por más de 20 años pasé todos los veranos, transformando este lugar en el más recordado y querido, y donde ojalá un día me puedan sepultar.
Paralelamente conocí y participé en el Grupo Bíblico Universitario, formamos un Hogar de Estudiantes en Osorno y más adelante un Lugar de campamentos en Rio Quino. Es en este movimiento que se han forjado algunas amistades para toda la vida.
Luego viví 7 años en Santiago, en otro Hogar de Estudiantes, dirigiendo la Pastoral juvenil de la ILCH y colaborando en el GBU, visitando grupos de estudiantes evangélicos en todas las ciudades chilenas con sedes universitarias desde Arica a Punta Arenas e inolvidables encuentros estudiantiles latinoamericanos.
Después algunos años en la Comunidad del Lago: Frutillar, Llanquihue, Nueva Braunau, Puerto Octay, Puerto Fonck, Purranque. También en esta comunidad se formó el espacio para un segundo pastor. Lo que más recuerdo son las actividades con los niños en el colegio y en la iglesia, el grupo de mujeres Adelma y el Hogar Vista Hermosa. Todavía está en uso el cancionero bilingüe que ha sido una gran ayuda en el traspaso del uso del idoma alemán al castellano en los cultos.
Luego 3 años de alejamiento de la iglesia luterana, trabajando en la iglesia “Encuentro con Cristo” en Santiago. Si bien la espiritualidad evangélica-carismática de esta iglesia correspondía más a mi formación pietista de origen, decidí volver a la iglesia luterana
y traté de servir en la Comunidad del Sur (Puerto Montt, Puerto Varas, Ancud, Los Muermos, La Fabrica). Un precioso calendario con fotos de los templos de la zona y otro con acuarelas de una artista del Sur no lograron evitar un cierto cansancio y frustración al respecto de la precaria situación de la iglesia.
Menos mal que me eligieron para el obispado en este tiempo y eso me dio la oportunidad de intentar de hacer un aporte a la evolución de la iglesia a partir de todo el aprendizaje acumulado en los años anteriores. Por eso llegué 2011 a Santiago a la comunidad El Redentor.
Entendí mi obispado como un obispado docente – crítico (poniendo en tapete temas teológicos de los 500 años de la reforma, de la Federación Luterana Mundial y de contingencia.
Reconozco mi gran debilidad diplomática en esto …
Apoyé la instalación de la primera pastora en la ILCH, ordené dos pastores jóvenes renovadores,  luché (y terminé frustrado) por un acercamiento y una mayor unidad entre l@s luteran@s de ILCH y IELCH, ayudé en la llegada de un pastor der la IELCH a la ILCH, una mayor integración de la ILCH dentro de la Federación Luterana Mundial, luché contra posturas fundamentalistas, absolutistas, exclusivistas y clericales y en favor de posturas ecuménicas, interreligiosas, abiertas e inclusivas a las diversidades y los derechos humanos y la participación de laicos no solamente en la administración, sino también en la vida espiritual de la iglesia.
 
Vuelvo al versículo citado. Todo mi recorrido es una buena ilustración!
“No tenemos aquí una ciudad permanente,  
sino que vamos en busca de la ciudad que está por venir”  (Hebreos 13, 14)
 
Creo que en forma ampliada eso significa también:
No tenemos aquí en este mundo lugares, iglesias y religiosidades, posturas dogmáticas y éticas, puestos eclesiásticos y relaciones permanentes y definitivas…
Sino que vamos en busca del porvenir, del futuro abierto de Dios, del Dios que nos sorprende más y más.
Soy un peregrino buscador! Buscador de nuevos horizontes que se van abriendo!
Tuve que recorrer también caminos que no me gustaron. Sea por errores propios o por que Dios me guiaba a donde no quería  ir!
Pero en toda esta caminata o carrera, en este peregrinaje de mi vida pasajera hay una constante que permanece y que une todo. Una fuente de renovación de mi fe y fuerzas, una estrella que ilumina la noche:
En el versículo 8 del mismo capítulo 13 de la carta a los Hebreos se menciona:
“JESUCRISTO. EL MISMO AYER, HOY Y SIEMPRE”
 
En él están escondidos todas las riquezas de la sabiduría y del conocimiento
del misterio del Dios de la Vida.
En él se revela Alfa y Omega, origen, principio y por venir,
Él es camino, verdad y vida.
 
Doy gracias a Dios por este anclaje de mi corazón y ministerio
 
En su Espíritu los saludo y me despido.
 
Y qué la paz de Dios
Que sobrepasa todo entendimiento
Guarde nuestros corazones y mentes
En Cristo Jesús.
Amén.
 
Pastor Siegfried Sander
Las Cascadas, 25 de Marzo 2020