ISAÍAS 66, 10-14 10 Todos ustedes, los que aman a Jerusalén, ¡alégrense y regocíjense con ella! ¡Llénense de regocijo por ella, todos los que por ella se han entristecido! 11 Porque ella los amamantará en sus pechos, y los consolará y dejará satisfechos; ustedes serán amamantados, y disfrutarán de las delicias de su gloria. 12 Ciertamente, el Señor ha dicho: «¡Miren! Voy a extender sobre ella la paz y la riqueza de las naciones, como si fueran un río desbordado. Ustedes serán amamantados y llevados en brazos, y mimados en el regazo. 13 Yo los consolaré a ustedes como consuela una madre a sus hijos, y en Jerusalén hallarán consuelo.» 14 Ustedes verán esto, y su corazón se alegrará y sus huesos se rejuvenecerán como la hierba. La mano del Señor se dará a conocer entre sus siervos, y su enojo se manifestará contra sus enemigos. Dios inspira al profeta Isaías en medio de tiempos muy difíciles a una profecía sorprendente: Con una invitación a alegrarse y regocijarse en medio de la tristeza y desolación! Comparando a Jerusalén con una madre que amamanta en sus pechos y prometiendo un futuro lleno de delicias, paz y riquezas… No debe haber sido fácil de creer todo esto… PERO: Curioso: A pesar que nunca en la historia se ha cumplido esa profecía y nunca Jerusalén ha sido una ciudad de paz, durante toda la historia textos como estos han mantenido la fe y la esperanza en el pueblo Israel. A pesar de todas las experiencias traumáticas: Siempre Jerusalén ha sido la ciudad simbólica anhelada: la ciudad de Dios, la ciudad del mesías. A pesar de que fue conquistada y el templo destruido, durante todos los siglos siguió siendo la ciudad anhelada y hasta hoy muchos judíos quieren ser sepultados delante de sus muros para esperar la resurrección final y el reinado del mesías! (Una expresión de este anhelo es el himno: Jerusalén ciudad de oro) |
Es la fuerza del texto, el espíritu detrás de él, que despierta esta fe. Y la experiencia de este espíritu. El Espíritu que dice: “Yo los consolaré a ustedes como consuela una madre a sus hijos”. Qué linda y emocionante comparación: Dios como madre. ¿Y cómo consuela una madre a sus hijos? Simplemente con su presencia, con sus palabras “Yo estoy contigo, pase lo que pase.” Y cuan bien y protegido uno se siente en los brazos de la madre. Nosotros los cristianos reemplazamos el símbolo Jerusalén por un Nombre: ¡Jesucristo!En sus brazos podemos creer y esperar – pase lo que pase. El Apóstol Pablo escribe: Romanos 8:35-39: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. |
Por eso cantamos: “En Jesucristo se halla la paz” |
O el himno en alemán: “In dir ist Freude in allem Leide, o du süsser Jesus Christ“. |
“La causa es tuya o salvador” |
En alemán: Die Sach ist Dein o Jesucrist |
o Tu eres mi protector |
el original en inglés: You are my hiding place |
en alemán: Du bist mein Zufluchtsort |