Soy Carla Wagemann, tengo 87 años y me han solicitado escribir algo acerca de mi cercanía con la comunidad luterana El Redentor”.
Siempre he sido miembro de alguna iglesia luterana, ya sea en Temuco u Osorno, donde hemos residido y naturalmente en Santiago. Pero eso ha sido para cooperar con ella, sabiendo que se mantienen gracias a los aportes de los miembros y no del extranjero, como fue durante muchos, muchos años hasta que, por razones políticas, se dividiera nuestra comunidad y nos negaran los aportes.
En ese estado convulsionado, conflictivo, de total inseguridad se me pidió colaborar, a medida de mis fuerzas, con la situación financiera, por la que estaba atravesando debido a lo dicho anteriormente: los miembros estaban inseguros, horrorizados y tampoco pagaban sus cuotas de membresía. Me instalé en la oficina en Lota 2330, vi lo que pasaba, respiré hondo y puse manos a la obra. Durante 17 años entregué todos mis esfuerzos, todo mi cariño y abnegación a mi Iglesia hasta que vi algunos frutos y me retiré a mis cuarteles contenta y satisfecha hasta cierto modo.
Tuve siempre, siempre el respaldo del directorio de ese entonces, con su visionario presidente Dr. Julio Lajtonyi a la cabeza , con el que fue fácil trabajar, porque confiaba en mi y en lo que hacía para el bien de mi Iglesia. Así también contaba con la total confianza de los pastores Ricardo Wagner y Kurt Gysel, con los que mantengo aún un lazo de amistad muy grande y a los que admiro profundamente, entre otras cosas por su labor pastoral que he podido sentir personalmente en varias oportunidades.
Pero nada he dicho, hasta ahora, de mi relación con la comunidad El Redentor, que es lo que me pidieron. No sabría qué decir. Conozco a tantos y tantos miembros, con los que tuve oportunidad de conocer más de cerca durante mi permanencia en el secretariado, conversando y convenciéndoles, con bastante éxito, de la importancia de los aportes a la Iglesia. Y más no.
Siento alegría y admiración cuando escucho acerca de todos los programas que se realizan para mantener unida a la comunidad y deseo a los pastores y organizadores mucho éxito en el futuro. A mi personalmente no necesitan alentarme, pues mi fe en Dios es tan grande y mi convicción profunda de que todo lo que en el transcurso de mi vida ha sucedido, sucede y seguirá sucediendo es la voluntad de El, a la que estoy dispuesta a someterme con total confianza y humildad.